Si Peñarol es mi vida

Hoy es jueves y son las 13:00 horas.
Estoy solo y me pongo a mirar las camisetas que cuelgan de las paredes, escucho en el equipo algunas viejas canciones y lo veo claro.
Sí aparece muy claro, allá se ve la camiseta de básquetbol, la que me hizo comprar Heber Núñez y Alvaro Tito, más arriba la puma del 91, esa que me regaló mi primera novia.
Otra camiseta vieja y la firma del Lito Silva.
La remera del segundo quinquenio 93-97 y los recuerdos imborrables de Pablo (antes que uruguayo soy de Peñarol) y tantos otros, el día del 4 a 3, el día del 3 a 2 y el llanto en la Colombes el día que llovió como si se terminara el mundo.
Terminó, grité, lloré, bajé a la platea, salieron de nuevo los jugadores, allá le dí un abrazo a Adinolfi y me fui solo caminando hasta 18 de julio ¿Qué esperaba?, no sé, pero allá estaba solo, mojado y gritando por Peñarol.
El autógrafo y dedicatoria de Obdulio Trasante y el Loco Navarro (que estuvo poquito y es manya hasta las pelotas), éste me contó que lloró una semana cuando se enteró que se iba de Peñarol.
Debajo en la misma pared, la primer camiseta de mi hijo, el día que nació y a su lado las fotos de ese día, y luego con seis meses, y luego con 1 año, y luego los autógrafos que le dieron Gregorio y el Cacha en la camiseta “Pirelli”.
Colgando al costado la tarjeta de cumpleaños que él me regaló y que dice:
“Papi mi buen amigo,
Este cumpleaños volveré a estar contigo,
Te felicito de corazón,
Este es tu hijo que te quiere ver alegrón.
No me importa lo que digan,
Los putos de los demás,
Yo te sigo a todas partes,
Cada vez te quiero más.”
El disco de los golazos de oro de 1964 (campeón uruguayo invicto) que me entregó un manya viejo, la foto del Topo Rosa y el pisotón al argentino, el mural de la bandera de los 100 años, el recuerdo del 8 contra 11.
¿Qué me van a hablar de Peñarol?
Si Peñarol es mi vida.
Ahora más que nunca.
Néstor Pavan.